Cómo comentar mi blog

Muchos amigos me han dicho que han querido comentar en mi blog pero que no pueden, que el blog no los quiere dejar. 
Aquí les pongo las instrucciones para comentar:
1.Cliquear en donde dice el número de comentarios, debajo del escrito.
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Los camioneros

Faltan dos horas para que se cumpla el ultimátum que esta mañana puso el presidente Santos para que los camioneros despejen las vías.  En caso de que no lo hagan, sería peligrosísimo mandarles la tropa o las grúas. La única salida sería, como dije antes el Toque de Queda y sin que intervenga la fuerza pública, suspenderles transitoriamente la licencia de transporte a los dueños de los camiones que sigan tapando las vías y haciendo desorden. 
Porque algún castigo tienen que recibir.  

Mejor que siga durmiendo

                                                                                                                               Foto Mauricio Moreno. El Tiempo.

Me parece que antes de que este paro agresivo prenda fuego, el presidente Santos debería decretar el Toque de Queda, como hizo el presidente Carlos Lleras. ¡Todos a dormir hoy a sus casitas y San Seacabó!

Y mañana, ya despejadas las vías, que entre Angelino a negociar con los señores transportistas.

Y dejemos al alcalde que siga durmiendo, porque hoy despertó y un tanto turulato, declaró a Caracol  que este paro es un “problema de orden nacional, protestas, bloquéos, operativos que se hacen y terminan de una manera aburrida, perjudicando a los habitantes de nuestra capital”. Mejor que siga durmiendo.

Premio World Press Photo 2011

A mi amiga Judy:
Jodi Bibier, fotógrafa surafricana, le toma esta foto  para la carátula de la revista Time, a la joven afgana de 18 años, Bibi Aisha a quien, un día su marido resolvió cercenarle las orejas y la nariz para que no fuera tan bonita. 
La foto busca  impedir el maltrato a la mujer. 

Un buen mail de un amigo

Hola Alexandra


Estas son las últimas noticias desde Egipto
نور اگر رفت سایه پیدا نیست نقش دیوار و چشم خیره ما نقش سایه دگر نمی دان نور اگر رفت سایه پیدا نیست نقش دیوار و چشم خیره ما
apenas sepa más le cuento...
Diego

Ojos negros

                                                                                                                        Foto laluladastereo.com

La última vez que vi a Helenita Vargas fue cuando me invitó a un almuerzo en su casa. Ese día oímos una de las canciones más sentidas y bonitas que se podrán oír jamás. Hubo francachela, gran comilona y a la hora de tomar el café todos empezaron a pedir que cantara la Ronca de oro. Ella no se hizo rogar y de inmediato sacó como de un closet a su guitarrista de cabecera y arrancó a cantar como una endemoniada. Con su azote de cabellera (como le decía ella a la manera como se retiraba de la cara el brillantísimo mechón de pelo) cantó María de la guardia y cantó rosas en el pelo y cantó y cantó todo lo que le íbamos pidiendo. Todas las canciones claro, dedicadas con picardía al ex presidente Alfonso López quien la miraba embobado, mientras que Cecilia, su esposa, no recordaba bien en casa de quién estaba, ni quién cantaba tan animadamente. Así continuó muy entretenida la velada con tonada elegante, guitarra y canción.

-Yo les he cantado todas las canciones que me han pedido –dijo Helenita-, ahora yo quiero que uno de ustedes cante para mí –todos nos miramos aterrados a ver quién iba a ser el macho que se le iba a medir a semejante osadía-. Cecilia –indicó ella-, quiero que me cantes ojos negros. Todos quedamos fríos.

Cecilia un poco titubeante y temblorosa, se alisó la chaqueta del sastre de tweed azul, sonrió con esa sonrisa tan amplia y bonita, se paró como un pajarito indefenso en la mitad de la sala, carraspeó y se despachó con Ochi chernye a capela, en ruso.

Me corrió un escalofrío por la espina dorsal y tuve tantas ganas de llorar que para el fin de la canción se me resbaló un lagrimón. Con voz afinada y recia Cecilia cantaba con sentimiento tan profundo que nos contagió a todos la pasión de su bellísimo canto. Cuando acabó, nos volvió a sonreír a todos, se sentó feliz y volvió a su encierro.
Un adios a Helenita que era monedita de oro

Esta es la canción, aunque no tan bien cantada como la cantó Cecilia