miércoles, 11 de agosto de 2010

El pasaporte del talante paisa

Esta mañana, segundo día del gobierno Santos, al abrir el ojo, tanteé adormilada sobre la mesa de noche y prendí a Julito a sabiendas de que poco o nada sucedería que me hiciera subir la adrenalina porque quedaron atrás las armas verbales del gobierno pasado.
Sentí como si se hubiera acabado el mundial de fútbol o como si estuviera a dieta. La verdad me hicieron falta los exabruptos de Uribe derrotando, como toro enlazado, a diestra y siniestra. Y me hicieron falta sus excesos tan divertidos.
Al final de la mañana, después de saltar de la W a Arizmendi y de vuelta, me di cuenta de que en dos días pasó la era Uribesca, cuando se le preguntaba al político de turno por algún delito cometido y de inmediato contestaba orgulloso:
-Julito, ese no es mi talante -carraspeaba, y tan campante.

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