martes, 5 de octubre de 2010










El Jaguar

Seré tu oasis en el largo,
polvoriento y desértico camino.
Seré tu manantial,
el ojo de agua cristalino
y transparente.

Tú vendrás jadeante
y, sin otro pensamiento,
te ahondarás sendero abajo,
apartando los helechos,
a buscar el nacimiento.

Como un jaguar sediento
hincado en cuatro patas sobre el pozo,
pausado y cauteloso,
lamerás la piel del agua temblorosa.

La hierba expide olor a tierra,
la tierra huele a quesillo y hierbabuena.

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